Si a la hora de demostrar sentimientos un diamante es para siempre, no hay mejor manera de hacer una promesa de amor eterno que con un anillo de compromiso de diamantes como el que Alberto de Mónaco ha obsequiado a su prometida, Charlene Wittstock. El soberano monegasco ha elegido para la reina de su corazón uno de esos que dejan constancia de la intensidad de los sentimientos de quien lo regala; uno de esos que susurran mil y una veces Te quiero a su dueña, y uno de esos que no pasan a nadie desapercibidos por el gran tamaño de la pieza y por el centelleante brillo de las piedras preciosas. No se trata de una joya histórica heredada de la familia Grimaldi, sino de una sortija actual comprada expresamente con motivo del compromiso matrimonial en la firma Repossi. El anillo Téthys, de oro blanco, consta de un diamante central con talla pera solado de diamantes de talla brillante. Una gran joya para un gran momento.
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